domingo, 20 de mayo de 2012


Dietas y productos "milagro"


LA COMUNIDAD EDITA UN LIBRO QUE PREVIENE SOBRE LAS DIETAS Y PRODUCTOS “MÁGICOS” PARA ADELGAZAR

· Da a conocer a profesionales y público general las verdades y falacias de estos regímenes
· El 5% de la población madrileña realiza dietas y usa productos adelgazantes sin control médico
· El teléfono de la Comunidad sobre Nutrición y Trastornos Alimentarios ha atendido 4.000 llamadas


11,nov,09.-La Comunidad de Madrid ha editado el libro “Dietas y productos mágicos” en el que se informa, tanto a los profesionales como al conjunto de los ciudadanos, de las verdades y las falacias sobre este asunto que tiene importantes repercusiones sobre la salud. Se estima que el 5% de la población madrileña realiza dietas sin control médico.

La obra, que presentó esta mañana el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, ha sido realizada conjuntamente por el Instituto de Nutrición y Trastornos Alimentarios de la Comunidad de Madrid (Inutcam) y la Fundación Española de la Nutrición (FEN) . 

Además del libro, se ha editado un CD para facilitar el acceso a todos los profesionales y una tirada de 5.000 folletos destinados a los ciudadanos.

El sobrepeso y la obesidad son uno de los problemas emergentes
de la salud pública, y un motivo de preocupación para los ciudadanos que lo padecen, tanto por sus consecuencias sobre la salud, como sobre la estética, las relaciones sociales, etcétera. Su abordaje debe basarse en la combinación de dieta y ejercicio físico adecuado a cada caso, y no en el recurso a dietas o productos “mágicos”, a los que se atribuyen propiedades que no tienen y pueden llegar a constituir un peligro para la salud.

Uno de cada cuatro jóvenes, a dieta
El libro alerta sobre el riesgo de enfermar si se siguen determinadas
dietas milagro. Según los datos epidemiológicos del INUTCAM el 41% de la población adulta padece sobrepeso y obesidad, mientras que entre la población juvenil el porcentaje es del 13,5%.

Por otro lado, el 17,2% de los madrileños se pone a dieta al menos
una vez al año. Esta cifra se incrementa en el caso de la población juvenil que alcanza el 26,6%, siendo las chicas las que más veces se ponen a régimen, 4,17 veces más. Además el 2,5% de los adolescentes utiliza diuréticos, laxantes o píldoras adelgazantes. Y por último, el 6,2% de los jóvenes no comen durante 24 horas para perder peso.

Para situar este tipo de dietas y productos en su lugar la obra
recoge, a lo largo de sus más de 100 páginas, el origen y características de las principales dietas de este tipo, aportando una lista de 84 dietas “mágicas” diferentes, clasificadas según su tipología.

Así, encontramos dietas hipocalóricas desequilibradas, con un bajo
contenido energético; dietas disociativas, que se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos sino al consumirse según determinadas combinaciones; dietas excluyentes, que eliminan algún nutriente; dietas psicológicas y de otros tipos, como las monodietas o las dietas líquidas.

En cada caso, después de analizar la dieta, se evidencian los
diferentes trastornos que las mismas producen y los efectos de una
reducción energética drástica en el organismo tales como trastornos metabólicos, alteraciones gastrointestinales, cardiocirculatorias, dermatológicas e incluso trastornos neuropsíquicos.

En cuanto a los productos y remedios supuestamente adelgazantes, el libro aborda el uso de productos “milagro”, el de lasplantas medicinales y de otros tipos. Finalmente se tratan también las dietas, productos y alimentos “panacea”, planteados como respuesta única a todos los desequilibrios nutricionales. 

Junto a la exposición crítica de todas estas dietas y productos, basados fundamentalmente en mitos y desconocimiento, el libro también aporta información sobre las bases nutricionales para un correcto adelgazamiento.

La publicación de esta obra y su difusión se enmarcan en las
iniciativas que el Instituto de Nutrición y Trastornos Alimentarios de la Comunidad de Madrid -INUTCAM- lleva a cabo para prevenir los desequilibrios y patologías relacionadas con la nutrición. El INUTCAM inició su funcionamiento con el objetivo de promover una alimentación saludable y equilibrada, realizar estudios epidemiológicos y prevenir la aparición de trastornos alimentarios. Entre sus proyectos destaca la valoración y homologación de los menús escolares y un servicio gratuito
de información telefónica sobre nutrición y trastornos alimentarios (900 60 50 40), que ha recibido en torno a 4.000 llamadas.


Tanto el libro como el CD y los folletos pueden solicitarse a
secretaria.inutcam@salud.madrid.org.



Aquí adjuntamos el link para acceder al PDF del libro:
http://www.fen.org.es/imgPublicaciones/181120093354.pdf

A continuación un vídeo

Un experto en nutrición habla sobre las dietas milagros:


El doctor Julio González, coordinador del grupo de obesidad y nutrición de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar (CAMFIC), alertó sobre la proliferación de las 'dietas milagro' tras los excesos de las fiestas navideñas, y recordó que para perder peso, lo indicado es "consultar con un especialista", en lugar de seguir unas pautas que "no funcionan" para lograr ese objetivo. 

http://www.dailymotion.com/video/xixy5q_un-experto-en-nutricion-alerta-sobre-las-dietas-milagro_news?from_fb_popup=1&error_reason=user_denied&error=access_denied&error_description=The+user+denied+your+request.#_=_



Test de Alcat



Consiste en la extracción de una muestra de sangre de la persona obesa, a la que se efectúan unos análisis de intolerancia o sensibilidad a un amplio grupo de alimentos. Estos análisis se hacen de forma totalmente privada a un precio que en España oscila en torno a los 600 euros. 


Según sus defensores, de esta forma se determinan las sustancias que provocan en el organismo una reacción de intolerancia, que definen como  una alergia escondida que se manifiesta lentamente, de forma que no se es consciente de ello, y que puede tener consecuencias tales como dolores de cabeza, articulares, congestión nasal, asma, y además de otras afecciones, obesidad provocada por alteraciones del metabolismo. 


De esta forma, se supone que eliminando de la dieta los alimentos que no son bien tolerados y no se metabolizan correctamente, se podrá elaborar una dieta personalizada que favorezca la pérdida de peso. 


Algunas de las objeciones que presenta la planificación de una dieta según esta prueba vienen por la ausencia de evidencia científica de la misma, ya que no existen estudios de investigación que demuestren su eficacia. Es decir, no se fundamenta en ningún conocimiento aceptado por la comunidad científica, ya que no existen referencias sobre ella. 


Otro problema viene dado por la exclusión de alimentos que puede llegar a producirse si se confecciona una dieta basada en el test de Alcat, de forma que pueden generarse desequilibrios en los nutrientes básicos. Además pueden producirse problemas de obsesión sobre determinados grupos de alimentos que se consideren “prohibidos” en algunas personas. 


Aunque la realización del análisis en sí no tiene por qué suponer ningún riesgo para la salud, este test juega en muchas ocasiones con la necesidad acuciante de adelgazar que tienen muchas personas tras haberlo intentado de otras formas. Si bien el test puede 
tener cierta utilidad para conocer dichas intolerancias, no se considera en absoluto un método para adelgazar, y no debería utilizarse con ese fin. 


La pérdida de peso no depende únicamente de la restricción de alimentos basada en factores concretos, sino que responde a una conducta global determinada por la alimentación, el ejercicio físico y los estilos de vida saludables. 


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/test_alcat.pdf


Dieta de la luna


La dieta de la luna se basa en la teoría según la cual las diferentes fases de la luna afectan al “ritmo corporal interno” siguiendo la misma pauta que los mares y los océanos. Según sus defensores, uno de los factores que más influye en la pérdida de peso es la capacidad de nuestro organismo de absorber agua y esto está ligado a la fuerza de atracción que ejerce la luna sobre los líquidos, y en mayor medida cuando la luna cambia de fase. 


Es decir, que los líquidos del cuerpo tienden a seguir los ritmos de las mareas, y que son provocadas por la influencia de la luna. Además, supuestamente la importancia de esta dieta es que los kilos reducidos no se vuelven a recuperar por la influencia de la fuerza gravitacional que ejerce la luna sobre los líquidos del cuerpo humano. 


Consiste en la práctica de ayuno total durante uno o tres días completos, en función de la modalidad, pero este ayuno ha de coincidir exactamente con el cambio de fase lunar. 


Durante ese período no debe ingerirse ningún alimento, a excepción de líquidos sin azúcar. 
Se supone que tras realizar el ayuno se llega a una pérdida de peso de hasta 3 Kg que luego no se recuperan. 


Aunque se han propugnado con desigual resultado algunas asociaciones del cambio de fase lunar con diversos cambios fisiológicos, la presunta pérdida de peso corporal según la fase de la luna no responde a ninguna base científica. El ayuno total puede originar una pérdida de peso a corto plazo que no se mantiene si  no se toman medidas encaminadas a los estilos de vida saludables. 


La práctica del ayuno completo, aunque sea durante pocos días, no es un método aceptable para adelgazar, pues puede originar desequilibrios metabólicos que pueden llegar a ser peligrosos, especialmente en personas con alguna enfermedad de base. 


La pérdida de peso debe abordarse a través de una dieta equilibrada en sus nutrientes y en la distribución de los mismos a lo largo del día, además de la realización de una actividad física regular adaptada a las necesidades de cada persona. 






Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_luna.pdf



Dieta de Montignac


Michel Montignac cambió las dietas de toda la vida y rechazó el método tradicional de adelgazamiento hipocalórico. Con su sistema según señala, no se  pasa hambre, sino que solo se prescinde de ciertos alimentos que fomentan el aumento de peso.


La Dieta de Montignac se fundamenta en el índice glucémico de los alimentos que se consumen, más que en su  contenido calórico (energético), que no se considera clave. Es decir que la elección de los alimentos al establecer un régimen de adelgazamiento se condiciona por su contenido en glúcidos (azucares) ya que un exceso de estas sustancias impediría al  páncreas procesarlas  y, por tanto, nos provocaría un aumento de peso. 


Esta dieta clasifica los alimentos en “buenos y malos”. Los buenos serían los que provocan una liberación pobre  de glucosa en sangre, entre ellos se recomiendan: pan integral, las verduras, la fruta fresca, la soja, los cacahuetes, la mermelada sin azúcar, las legumbres, los lácteos, el zumo natural, los cereales integrales o los guisantes.) y los “malos”, que  provocan un fuerte aumento de glucosa, como  los dulces y la bollería, el pan blanco, las harinas y cereales refinados, las patatas, la miel, el maíz y la maltosa (presente  en la cerveza), y que son productos que deberíamos excluir de nuestro régimen si padecemos obesidad. 


Esta dieta puede ocasionar ciertos efectos secundarios como la excesiva rapidez en la pérdida de peso, deficiencia de minerales, vitaminas y fibra, aumento del ácido úrico y del colesterol, así como mal sabor de boca. Un desequilibrio entre el aporte excesivo de proteínas e insuficiente de hidratos de carbono puede ocasionar descalcificación ósea y daños renales por exceso de nitrógeno. 
También pueden causar fatiga y mareos por falta de hidratos de carbono, ya  que la glucosa, un sustrato deficiente en estas dietas, es la fuente de energía  preferida por el organismo.  El contenido proteico de esta dieta es superior al doble de lo recomendado (entre un 10-15% de la energía que aporta la dieta debe proceder de las proteínas), lo que  puede suponer, además de  una sobrecarga renal, una   ingestión insuficiente de otros nutrientes esenciales, y se pueden  aumentar los niveles de ácido úrico y pueden provocar ataques de gota en personas con hiperuricemia (niveles de ácido úrico alto). 


Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_montignac.pdf

Dieta del grupo sanguíneo


Fue creada por el médico americano Peter D’Adamo, que defiende la existencia de una alimentación para cada tipo de sangre (A, B, AB y O), sin considerar el factor Rh negativo o positivo. Según esto, cada grupo está más predispuesto a ciertas enfermedades más que los otros, pudiendo compensarse estas tendencias con la alimentación y tratamientos antiestrés adecuados a cada grupo sanguíneo. 

La dieta muestra los alimentos que reducen o aumentan el peso, de acuerdo con una evaluación histórica de cada tipo sanguíneo. Por ejemplo, el sistema digestivo de los individuos del grupo O está adaptado a una dieta rica en proteínas animales y a los vegetales (frutos del mar, espinacas, etc); legumbres, verduras y cereales serían indicados para aquellos del grupo A, y las  carnes para el grupo B; el grupo AB sería una mezcla de los A y B, especialmente con los lácteos. 

No es una dieta equilibrada. No existe una relación científicamente comprobada entre el tipo de sangre y la utilización de  tejido graso. La prohibición de alimentos hace con que la dieta esté asociada con  sensaciones de hambre y sufrimiento, e induce a la pérdida de masa libre de grasa, en vez de masa grasa. 


Hay personas que pueden llegar a obsesionarse respecto a que si un alimento es de su grupo o no y no querer comer absolutamente nada si no es de su grupo por miedo a desarrollar inmediatamente las enfermedades de las que avisa el creador de la dieta. Además, las personas del grupo  O que son vegetarianas pueden sentirse ofendidas al pensar que esta teoría les quiere obligar a volver a comer carne. 


La dieta equilibrada requiere una ingesta de todos los principios inmediatos en su adecuada proporción, en función de la actividad física desarrollada y del balance energético de cada individuo, sin tener en  cuenta otros factores ajenos como el grupo sanguíneo. La dieta debe estar compuesta de forma equilibrada por proteínas, hidratos de carbono, lípidos, vitaminas, minerales y otros elementos para que no se ocasionen trastornos derivados por carencias ni excesos. 


Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_grupo_sanguineo.pdf

Dieta de la sopa





La base de esta dieta es una sopa que debe de comerse todos los días y en la 
cantidad que se desee, porque apenas tiene calorías. Esta sopa se prepara con seis cebollas, dos ramilletes de apio, dos pimientos verdes, medio kilogramo de tomates y un repollo o una col, con un cubito de caldo, sal y pimienta. Se trocea todo, se hierve en 10 litros de agua, se bate y se guarda para tomar fría o caliente, como se prefiera. 


Además se puede consumir frutas, verduras, arroz integral, un poco de carne de vacuno, leche desnatada, zumos, té sin  azúcar y café. Todo lo demás está 
terminantemente prohibido, especialmente el alcohol, la harina y sus derivados, los dulces y las bebidas con gas, mientras que la sopa es como un comodín, que puede tomarse cuando se siente hambre, para calmar la ansiedad. 


Se trata de una dieta monótona que provoca deficiencias de proteínas, vitaminas y minerales. Como los alimentos que componen la sopa poseen un escaso valor calórico, su aporte energético es bajo. Además no proporciona suficientes aminoácidos y ácidos grasos esenciales, calcio, hierro y vitaminas A, D, E y K. 


El principal riesgo de estas dietas reside en la inadecuada manera en la que se 
pierde peso con ellas, consecuencia bien de una reducción importante de las 
calorías ingeridas o bien de desequilibrios orgánicos que se originan al emplear alimentos en cantidad y calidad inadecuada.  Se adelgaza a expensas de perder líquidos, electrolitos, reservas de proteínas y en un menor porcentaje grasa, que es lo que realmente interesa perder. 


Es una dieta deficitaria en casi todos los principios inmediatos. Una dieta saludable debe proporcionar un aporte calórico mínimo adecuado a la actividad física que se realice, además de una distribución óptima de los nutrientes. Especialmente debería llevar proteínas, lípidos y minerales, que  podrían adquirirse a través del consumo equilibrado de huevos, pescado y carne. 


Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_sopa.pdf

Dieta de la Clínica Mayo


La dieta de la Clínica Mayo ha sido famosa durante muchos años y a pesar del nombre referente a la Clínica Mayo,  esta institución no se identifica con este régimen dietético. Consiste en seguir una dieta en la que los huevos son el alimento principal de esta dieta, pudiendo comerse entre 4 y 6 diarios. 

Otros alimentos que componen  el menú son pescados,  aves, carnes, verduras, frutas, frutos secos y productos integrales. Todos ellos cocinados sin grasas. El té y el café son las únicas bebidas autorizadas, y quedan excluidos los productos lácteos, lo que reduce de manera importante la ingestión de calcio.  





Esta dieta suele provocar un efecto  rebote, caracterizado por una rápida 
ganancia de peso, que se traduce en un aumento de masa grasa y pérdida de 
masa muscular. Esto obedece a que el metabolismo se adapta a la disminución drástica de la ingestión de energía mediante una disminución del gasto energético. Al aportar pocas calorías, del orden de 1200 calorías diarias, 
el riesgo para la salud es grande, ya  que la grasa se quema muy rápido y 
pueden producirse cuadros de acidosis (acidificación del pH de la sangre) y 
cetosis (presencia de cuerpos cetónicos en sangre).  


Dada la escasa oferta de alimentos que contiene suele considerarse 
monótona, por lo que se abandona al  poco tiempo, además de presentar 
numerosas deficiencias en nutrientes, sobre todo si se prolongan por largos 
períodos de tiempo. 


La exclusión de leche y productos lácteos (queso, yogures, etc.) determina 
deficiencias de calcio y, en consecuencia, riesgo de osteoporosis e hipertensión.  Además, el contenido proteico de esta dieta es superior al doble de lo recomendado (entre un 10-15% de la energía que aporta la dieta debe 
proceder de las proteínas, debiendo combinarse proteínas de origen animal y 
vegetal), lo que puede  suponer, además de una sobrecarga renal, una 
ingestión insuficiente de otros nutrientes esenciales. 


Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de 
AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo 
General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad 
Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española 
de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de 
Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) .


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_clinica_mayo.pdf

Dieta de Atkins



La dieta Atkins, pese a sus graves deficiencias, es muy popular en todo el mundo. 
Hasta el punto que el nombre del médico estadounidense que la inventó ha dado paso a una empresa que factura cerca de 100 millones de euros anuales con libros que superan los 45 millones de copias. Promete bajar de peso pronto, permite comer lo que otras muchas dietas prohíben y desecha los alimentos tildados de aburridos, como verduras y leguminosas. El truco consiste en consumir grandes cantidades de proteínas y un mínimo de carbohidratos para adelgazar.




La dieta Atkins se basa en un consumo  casi exclusivo (90%) de proteínas 
procedentes de carnes rojas, embutidos, quesos, huevos, mariscos, mantequillas, margarinas, aceites, mayonesas, mantecas, cremas de leche o yogur entero, etc. Se deja un mínimo espacio (10%) a hidratos  de carbono extraídos de las verduras y frutas, y quedan prohibidos alimentos tales  como las pastas, harinas, arroz, pan y bollería, legumbres, azúcar, bebidas alcohólicas y leche.  


Atkins proscribió también las frutas y verduras ricas en fibra a quienes sigan su dieta, puesto que la fibra impide la absorción de  la grasa en el intestino. Las verduras verdes, sostuvo el dietista, no deben exceder los 50 gramos por comida. 


Este tipo de dieta pertenece al grupo de dietas milagrosas llamadas científicamente “dietas cetógenas”. En ellas se retira  absolutamente el consumo de hidratos de carbono y se potencia el consumo de proteínas y grasas. El consumo de hidratos de carbono es la principal fuente de energía del organismo, es  el primordial sustrato energético. Para Atkins la insulina es la hormona responsable del aumento de peso. 


La ingestión de azúcar o de cualquier hidrato de carbono hace que se estimule esta hormona, por lo que, según esta errónea teoría, el azúcar es el alimento más peligroso. Sin embargo si se consume grasa se estimula la secreción de  acetona, suprimiendo la sensación de hambre. 


Cuando el organismo no dispone de este nutriente para obtener energía empieza a quemar las grasas por una ruta metabólica particular, produciendo los llamados cuerpos cetónicos, que se utilizarán como fuente energética a falta de hidratos de carbono. El resultado es el aumento en sangre de cuerpos cetónicos y sus productos de desecho, entre ellos la acetona.  
Este tipo de dieta provoca la falta de apetito, halitosis o acetona en el aliento, 
estreñimiento, aumento del colesterol  sanguíneo, aumento de los niveles de ácido úrico y, en algunas situaciones, riesgo cardiovascular por el excesivo de consumo de grasas o sobrecarga del riñón por el exagerado consumo de proteínas.  


Por el contrario, en una dieta equilibrada los hidratos de carbono deben aportar entre el 50 y 60% de la energía total. Así, los  cereales (pan, pasta, arroz, etc.), especialmente los integrales, las patatas y las legumbres deben constituir la base de su alimentación y representar un tercio de los alimentos ingeridos diariamente. 


Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_atkins.pdf

Dieta disociada de Hay




La Dieta Disociada o separada de Hay tuvo su inicio entre los años 1900 y 1920. Es la “dieta milagro” más frecuentemente realizada en los últimos años.  
Se basa en el fundamento de que los alimentos no contribuyen al aumento de peso por sí mismos, sino al consumirse según determinadas combinaciones. Por esta razón, no limita la ingestión de alimentos energéticos sino que pretenden impedir su aprovechamiento como fuente de energía con la disociación durante la digestión en el estómago. 


Sostiene la teoría de que los hidratos de carbono no pueden ser consumidos junto con las proteínas, ya que las proteínas se digieren en medio ácido y los hidratos de carbono en medio alcalino. En principio, este tipo de  consumo es casi imposible porque no existen alimentos que solamente contengan proteínas o hidratos de carbono.  


En esta dieta, se prohíbe el consumo de leche, frutas, casi todas las verduras, pan, pasta, cereales, arroz, féculas, legumbres, azúcar, dulces, etc. Sólo se pueden tomar carnes, pescados, huevos, embutidos, algunos quesos, café, e incluso se permite la toma de grasas, aceites, vísceras, mariscos y en algunas ocasiones alcohol.  


Esta dieta carece de fundamento científico y los resultados obtenidos sólo obedecen a un menor consumo de energía. Además,  lleva fundamentalmente a una pérdida progresiva de la motivación para ingerir alimentos, ya que cada día al paciente sólo le está permitido la ingesta de un solo alimento, aunque en cantidades elevadas.  


Por el contrario, en una dieta equilibrada los hidratos de carbono deben aportar entre el 50 y 60% de la energía total. Así, los  cereales (pan, pasta, arroz, etc.), especialmente los integrales, las patatas y las legumbres deben constituir la base de su alimentación y representar un tercio de los alimentos ingeridos diariamente. 



La leche y los productos lácteos (queso, yogures, etc.) son una importante fuente de proteínas de elevada calidad, lactosa, vitaminas y, principalmente, de calcio, mineral fundamental para la formación de los huesos y dientes. Se deben consumir de 2 a 4 raciones de lácteos al día, variando según la edad y estado fisiológico (embarazo, lactancia, etc.).  


Finalmente, se debe promover  el consumo diario de frutas, verduras y hortalizas hasta alcanzar, al menos, 400 g/día. Esto es, consumir, como mínimo, cinco raciones al día de estos alimentos. 


Información elaborada por un grupo de trabajo del Comité Científico de AESAN integrado por la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).


Link: http://www.aesan.msc.es/AESAN/docs/docs/destacados/dieta_disociada_hay.pdf


«Seguimos buscando la dieta milagro que nos arregle sin esfuerzo en una semana»



B. BLANCO GARCÍA Defensora de una dieta mediterránea, con las verduras y las frutas como grandes aliadas, la experta en nutrición María del Camino García Fernández, alerta sobre las «dieta milagro» que prometen adelgazar de manera poco saludable. La variedad en los alimentos y el ejercicio son las claves, según esta catedrática, para llevar realmente una alimentación sana.


-¿Han cambiado mucho los hábitos alimentarios de los españoles en las últimas décadas?

-Su evolución ha venido de la mano de la evolución de la propia sociedad. Desde los años sesenta hasta ahora nos hemos ido alejando de las pautas tradicionales de la dieta mediterránea. Una dieta que quizá en esta zona de Castilla y León pueda parecer que no es pura, pero que conserva unas pautas muy típicas, porque, aunque aquí tomemos más alimentos de origen animal y más embutidos, también tomamos legumbre, aceite de oliva y fruta y verdura fresca.

-¿Cuál ha sido la razón de ese cambio?

-Al ir creciendo y tener mayor poder adquisitivo, nos hemos ido a los alimentos más caros, a segundos platos con más carnes y productos derivados de origen animal, en detrimento de alimentos como la patata, el arroz o la legumbre, que tienen una connotación de épocas en las que se pasaron más carestías en nuestro país. El tener un mayor poder adquisitivo hace que queramos consumir productos más caros y de esa manera también uno de aleja de las pautas recomendadas.

-¿Cómo definiría entonces los actuales hábitos?

-El perfil calórico de la dieta, es decir, los porcentajes que cubre cada uno de los nutrientes que nosotros ingerimos, es de un exceso de proteínas y grasa. Es la típica dieta occidental de país desarrollado.

-¿Qué cambios habría que hacer para mejorar la situación?

-No se trata de dejar de tomar carne, pero sí que habría que moderar el tamaño de la ración, porque no necesitamos tanta cantidad ni tantos productos derivados, que son los más calóricos. Simplemente bajando estas ingestas y siguiendo los consejos que desde hace tiempo dan las autoridades sanitarias, es decir, comer más fruta, verdura, legumbre y cereales, si son integrales, mejor. En definitiva, tomando más vegetales. La teoría nos la sabemos de sobra, porque nos la están contando constantemente, pero seguimos buscando la dieta milagro que nos arregle las cosas en una semana.

-¿Cómo pueden tener tanto éxito este tipo de regímenes?

-Porque estamos en una sociedad del no esfuerzo, donde todo se compra, todo se arregla. Por ejemplo, ahora mismo se está preconizando una dieta que implica llevar una alimentación que se inyecta en vena desde una mochila y te promete perder diez kilos en diez días. Eso es una aberración. Queremos soluciones rápidas y esto tiene otro ritmo, comiendo de todo un poco, variado y, sobre todo, haciendo ejercicio físico, que es el gran mal de esta sociedad tan sedentaria.

-¿El exceso de información sobre este campo puede ser también contraproducente?

-Ahora en Internet se encuentra todo, lo bueno y lo malo, y hay que tener un espíritu crítico para saber dónde buscar. En la red se pueden encontrar las dietas más aberrantes, como aquellas basadas en solo un alimento. Y no hay ninguno que sea completo, así que esa dieta es absolutamente desequilibrada si se llevan a lo largo del tiempo. Pero la gente solo busca la solución rápida.

-Como presidenta del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, ¿qué opina de la recomendación que acaba de hacer la Agencia Española de Seguridad Alimentaria sobre evitar el consumo de carne de caza por su alto contenido en plomo en menores y embarazadas?

-La dieta de los niños, embarazadas y ancianos debe ser más cuidada, al tratarse de población de alto riesgo. Un niño no tiene que tomar todavía ese tipo de carne y una embarazada debe ser cuidadosa en su dieta. Sobre los residuos, se trata de un tema muy sensible, pero el problema es acumulativo, y tampoco la carne de caza está tan asentada en nuestra dieta. Debería de tomarse muy a menudo para que tuviera un efecto negativo. Pero es cierto que estos sectores de la población son mucho más sensibles a cualquier problema alimentario, mientras que al resto nos puede ocasionar una simple diarrea.

-¿No es preocupante entonces el nivel de plomo que pueda tener ese tipo de carne?

-Quizá se deba controlar su ingesta en poblaciones rurales donde se coma a menudo, pero fuera de ese entorno, no tiene mucho peso. Es como si se alerta sobre mercurio en alguna especie de pescado, pero que no es muy común en la dieta. No es algo tóxico por sí mismo, sino que tiene un efecto acumulativo y se tiene que comer muchas veces para que sea un riesgo para la salud.

-¿El consumidor puede estar tranquilo con el control de los alimentos?

-España tiene unas normativas muy estrictas en este sentido, que los empresarios saben que tienen que cumplir para que la marca no caiga. El problema está en los que alimentos que vienen de fuera, porque los controles no son iguales. Por eso se debería apostar por los alimentos españoles.

Madrid, 1957

Catedrática en Nutrición y Bromatología, esta madrileña de 55 años es doctora en Veterinaria por la Universidad de León, donde estudió la carrera y se desarrolló como profesional. En su faceta docente, en la actualidad es profesora de la asignatura de Ciencia y Tecnología de los Alimentos en la facultad de Enfermería e imparte una materia sobre este mismo campo en la facultad de Educación, lo que demuestra la importancia que esta aspecto tiene para la enseñanza de los más pequeños. Además, desde hace ocho años dirige el Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de León, donde se realizan diferentes líneas de investigación en distintos campos relacionados con la alimentación.

miércoles, 16 de mayo de 2012




DIETA DUKAN


¿ EN QUÉ CONSISTE ?


Un método para adelgazar y estabilizarse en 4 etapas.
4 fases acompañan al usuario desde el primer día de la dieta, para no abandonarle nunca más.
4 fases, de la más fuerte, encuadrada y eficaz, a la más abierta y estabilizadora.
4 fases que se suceden una a otra para conseguir el objetivo ideal: adelgazar de forma natural, rápida, estabilizadora y duradera.

1 - Una fase de ATAQUE breve y fulminante, con resultados inmediatos. Durante esta fase, la dieta está compuesta por 72 alimentos con gran cantidad de proteínas.

2 - Una fase de CRUCERO que conduce de una sola vez al Peso Justo. Durante esta fase, hay que alternar días de proteínas alimentarias puras (Fases PP) con días de proteínas acompañadas de las 28 verduras recomendadas (Fases PV).

3 - Una fase de CONSOLIDACIÓN de 10 días por kilo que es la puerta al regreso a una alimentación equilibrada. Una libertad vigilada cuyo objetivo es echar raíces en ese peso francamente conseguido y aún vulnerable. Con esta fase se ve el regreso progresivo de los alimentos de placer con las dos comidas de gala.

4 - Una fase de ESTABILIZACIÓN definitiva basada en 3 medidas simples, concretas, poco penosas pero no negociables. Esta fase es la parte más fácil y la más esencial de nuestro método para adelgazar ya que el 95% de las personas que siguen una dieta recuperan el peso perdido.


RAZONES PARA NO HACERLA


Bajo la promesa de resultados rápidos si se siguen sus normas estrictamente, expertos en nutrición de la ANSES ven una excelente campaña de márketing y y una serie de desequilibrios metábolicos 'de regalo':

- Desequilibrios alimentarios por el exceso de calorías ingerida
- Trastornos del metabolismo
- Pérdida de la densidad ósea
- Insuficiencia renal
- Aumento de riesgo cardiovascular
- Efecto yo-yo o rebote pasadas unas semanas





REPORTAJE EN EL PERIÓDICO EL PAIS SOBRE DIETA DUKAN:

POCOS MILAGROS EN LA DIETA DUKAN


http://elpais.com/diario/2011/09/11/sociedad/1315692004_850215.html



Link de crítica acerca de la dieta Dukan:

http://blogs.elpais.com/el-comidista/2012/04/la-insoportable-tonteria-de-la-dieta-dukan.html
Bastante interesante